Cuando oímos hablar de supersticiones gitanas por lo general, por tratarse de un tema desconocido, nos ataca la incertidumbre o la inseguridad. Sin embargo, muchas de nuestras costumbres creencias o tradiciones tienen un origen gitano, aunque no tengamos registro de ello. Por ejemplo: pedir un deseo cuando observas una estrella fugaz es una de ellas. Para los gitanos, la estrella concede milagros y es señal de buena suerte.
Nosotros ignoramos ese detalle, pero con tal de atraer la buena fortuna ponemos en acto esta especie de hechicería automáticamente y sin cuestionarla. Pero no es la única superstición gitana que mantenemos vigente, aún sin querer y sin saber. Te contamos en detalle algunas otras que seguramente te sorprenderán.
Algunas supersticiones gitanas
Supersticiones alrededor de ciertos alimentos
Los caracoles llevan su casa a cuestas y es por ello por lo que, para los gitanos, comerlos constituye una falta grave. Otro alimento prohibido o que según la tradición gitana convendría no ingerir, es la mora. ¿La explicación? Comer moras en invierno es considerado peligroso debido a que, según se cree, el diablo vierte su aliento sobre ellas a fines de otoño.
Sobre anillos y otras joyas
Encontrar una alhaja es símbolo de buena suerte. Sí, claro, pero hay más. Antiguamente los gitanos creían que si el que tropezaba con esa joya era el caballo del carruaje en el que viajabas, la buena fortuna alcanzaría a todos los presentes. Incluso una tradición alegaba que un anillo encontrado debía ser puesto debajo de la pata delantera derecha del animal estando este en reposo y atado a la misma cuando estuviese andando. Todo con el firme objetivo de atraer la buena estrella.
Martes 13
«El martes 13 no te cases ni te embarques, ni de tu casa te apartes», reza el dicho. Pues bien, el maleficio del número 13 deriva de la última cena de Jesús con sus doce discípulos. Se cree, desde entonces, que donde cenan 13 personas a la mesa, uno de ellos morirá al poco tiempo. Esa creencia fue tomada por los gitanos y llega vigente a nuestros días. El 13 es sinónimo de mala suerte. Un piso en la planta 13 es mal augurio, por ejemplo. Tanto es así que muchos hoteles de categoría internacional pasan de la planta 12 a la 14, ahorrando a los supersticiosos el mal trago de tener que dormir en una habitación con mal augurio.
Lanzar una herradura al aire
Hacerlo sin echar la vista hacia atrás es signo de buen augurio, de acuerdo con la tradición gitana. Y no poseer herraduras o perderlas era considerado un símbolo de mala suerte. No era la herradura en sí lo más importante, sino el metal. Las ollas de metal, por ejemplo, también conformaban parte de los mitos y leyendas populares gitanos. Una olla nueva perdía sus maleficios una vez que era estrenada y puesta al fuego (quemada). Por otra parte, que una olla se quebrada o tuviera un agujera representaba la mala fortuna.
Algo nuevo, algo prestado, algo…
Se desconoce el origen de esa antigua costumbre, pero también forma parte de las supersticiones gitanas. Consiste en legar a una novia algo nuevo (representa el futuro), algo prestado (es el presente), algo viejo (significa el pasado que no vuelve) y algo azul, color que simboliza a la pureza de toda mujer que se entrega a su prometido el día de su boda, aunque llegar virgen al matrimonio es una costumbre en desuso.
Romper un espejo
Ello equivale a siete años de mala estrella, según la superstición gitana. El espejo es considerado un elemento que propicia la adivinación, por lo que, el hecho de que se rompa es una muy mala señal. Por ello, cuando tengas un espejo frente, trátalo como a un objeto preciado. Con cuidado, por favor. Porque si se rompe, lo lamentarás, estate seguro.
Maldición gitana
¿Qué es exactamente? Es un maleficio dicho por un miembro de la comunidad gitana. El mismo se supone que hace que la suerte de la persona destinataria cambie (para mal). Quienes creen en este tipo de condenaciones suelen recurrir a algún intermediario (tarotista o vidente con ese don) para protegerse o revertir el efecto negativo de dicha maldición. Cabe aclarar que no está demostrado que la maldición gitana, como tal, o sea, como proveniente de alguien de esa etnia, sea real, pero hay gente supersticiosa que así lo cree y por ello busca auxilio en personas conocedoras de estas tradiciones y de la cultura gitana propiamente dicha.
Como verás, las supersticiones gitanas no son tan ajenas a nuestra vida cotidiana como erróneamente pensamos. El pasado gitano en España está muy marcado y muchas de nuestras tradiciones, usos y costumbres derivan de ese tiempo remoto en el que lo gitano se fundió con nuestra esencia para bien de todos.
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