Seguramente hayas visto alguna vez un dije, una pintura antigua o una figura religiosa con lo que se conoce como rosacruz: una cruz con una simple rosa en su centro. ¿A que sí? Ese símbolo es el que identifica a los rosacruces, hombres y mujeres que dicen conformar una fraternidad conocida a escala mundial como la Antigua y Mística Orden Rosae Crucis (AMORC).
Para algunos versados en este tipo de órdenes se trata de una secta, no obstante, ellos lo niegan.
En efecto, se consideran seres progresistas motivados por utilizar los conocimientos esotéricos de los ancestros como complemento de las habilidades que poseen los humanos. Para que conozcas más sobre ellos, a continuación, te explicamos todos los detalles sobre esta organización secreta o fraternidad cuyos orígenes se remontan a las llamadas «escuelas de los misterios» del Egipto faraónico, allá lejos y hace tiempo.
Los rosacruces famosos de ayer y de hoy
Las personas que se autodenominan los rosacruces se sienten los auténticos guardianes de un saber original y secreto de las leyes y los propósitos de la vida. Sí, se creen los herederos de la sabiduría del Antiguo Egipto. Por ello siguen antiguos principios y leyes que pretenden aggiornar y utilizar en la actualidad a modo de actualización de los saberes legados por los egipcios. Esos consejos que datan del 1500 antes de Cristo y, supuestamente, podrían enriquecer la cotidianeidad del hombre moderno común. Al menos es lo que alegan estas personas que consideran a Jesús como el gran maestro de la orden.
A propósito de los miembros de la AMORC, a lo largo de la historia han figurado como destacados: Alberto Magno, Descartes, Spinozza, Cristóbal Colón y Edith Piaff. Sorprendente, ¿no es cierto? Si bien el origen de esta fraternidad u orden ha estado, desde sus inicios, teñido de superstición y misterio, oficialmente se consideran seguidores de un caballero conocido como Christian Rosencreutz (un nombre fantasía), supuesto fundador de la orden rosacrucista.
Este hombre era un cristiano que inició las actividades de esta sociedad secreta en Alemania, desde donde se llegó a propagar al mundo entero. Hoy se sabe que existen documentos sobre la orden de la rosacruz anteriores a este supuesto Rosencreutz, aunque a nadie parece importar. La verdad, a estas alturas, se torna inalcanzable. Lo que llega a nuestros días son los propósitos de los miembros de la AMORC, una versión moderna de la antigua sabiduría egipcia.
La orden de la rosacruz: desde los Estados Unidos a todo el planeta
La fraternidad de los rosacruces en los últimos siglos floreció en los Estados Unidos y desde allí se exportó a distintas naciones del mundo. Quizá por haber crecido y aumentado su influencia y número de seguidores fervientes en un país nacionalista es que ha cambiado bastante. La defensa de la religión y las buenas costumbres han sido sustituidas por ideas más modernas y capitalistas: el amor a la bandera y a las leyes civiles. Todas estas ideas, a grandes rasgos, de todos modos, no escapan a las buenas intenciones que mantienen unidas a miles y miles de personas alrededor del planeta. Hombres y mujeres que, desde los egipcios a nuestros días, quieren legar un mundo mejor.
Las tres preocupaciones fundamentales de los rosacruces o los tres pilares básicos de su orden son: de dónde viene el hombre o qué es el hombre específicamente, qué hace en la tierra y hacia dónde va o cuál es su misión en la vida. Sin duda, temas sumamente profundos sobre el origen de la humanidad y su supervivencia en el planeta. Es lo poco que se sabe de esta especie de panteísmo filosófico o místico. El resto es un enigma.
En efecto, las prácticas, las ceremonias y enseñanzas completas de la orden rosacruz permanecen salvaguardados bajo siete llaves, son secretas. Se supone que conocerlas es un derecho y un privilegio que tiene una minoría. A ella pertenecen algunos iluminados que se inician en dicha fraternidad. Para ellos, como no podía ser de otro modo, se celebran ritos de iniciación. Estas personas especiales, además tienen que cumplir una serie de requisitos para continuar perteneciendo a tan selecto grupo.
Pese a que sus miembros nieguen que sea una secta o religión, los expertos en el tema afirman que la rosacruz es una religión que, si bien admite la creencia de un dios Supremo y tiene a Jesús como maestro, se considera no cristiana. La reencarnación y un dios impersonal son los principios fundamentales de su sistema de creencias. Ellos, al día de hoy, se manejan conformando imperios dirigidos por un «imperator» que cuenta con el visto bueno y el consejo de un Supremo Concilio. En resumen, los rosacruces actúan y se mueven como los masones. Interesante, ¿verdad?
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